12/22/2007

A medida que vayamos atacando al capital, iremos recuperando nuestra libertad

Aún la mayoría de grupos disidentes viven esperando que un día maravilloso la revolución caiga del cielo, entonces se lo pasan orando y organizando trabajadores por el camino del bien. Pero, los obreros de hoy no son los luchadores de ayer. Obviamente, su función, que es la de producir, para el mantenimiento del capital no ha cambiado. Lo que ha cambiado es la mentalidad del obrero, el sistema se ha encargado de generar una cultura cada vez más sumisa al consumo. Pero no es un consumo de necesidades reales. Ni si quiera la mitad de la producción mundial está destinada a alimentación y vestido. La vida de los trabajadores consiste en presionar teclas de máquinas, conducir aparatos de los que ellos mismos no tienen conciencia plena, esperando la hora de salida para sentarse frente al televisor a ver su programa preferido, acudir a algún bar, supermercado, hospital o centro parroquial, recuperar fuerzas y volver a trabajar. En esas, y más actividades alienantes, ocupa las dos terceras partes de su existencia. El sistema se ha encargado de crear este perfil de trabajador, quien prefiere llegar al trabajo para que le indiquen que hacer, que no, y finalmente obedecer al patrón.

La única “lucha” que los trabajadores de hoy asumen es la de tener que trabajar. Y la finalidad de esta es la de conseguir poder económico para hacerse de todos los productos que el sistema les obliga a desear y consumir. Esto, claro está, implica trabajar más y “vivir” menos.

¿De qué modo podría atraerle una “revolución” a un trabajador, si, después de todo, su destino va a estar dirigido a tener que seguir trabajando con las mismas máquinas anticuadas, con horarios similares, en la misma fábrica angustiante para tener que “vivir”? Ciertamente, a mi mismo, me parecería absurdo. Los obreros de hoy no sólo temen a la revolución y al cambio, sino que generalmente les aterroriza coger un extenso libro y seguir llenándose la mente de normas e ideologías de comportamiento social. Ellos no quieren cambiar nada, por que creen que son libres, que este mundo es un paraíso y cualquier cambio gratificante, no son las relaciones sociales, sino la implementación de nuevas tecnologías milagrosas y liberadoras.

No pretendo que los obreros se conviertan en nuestros enemigos, definitivamente es más probable que ellos se acerquen a nuestras ideas y prácticas que sus patrones, pero esto se dará cuando tengan en claro que su propia condición en la sociedad actualmente es sinónimo de sumisión y pasividad, por lo que no hay ningún sentido en, por ejemplo, exigir mejoras laborales al patrón por medio del sindicato. Lo cierto es que si queremos cambiar el actual orden de las cosas, debemos dejar de esperanzarnos en terceras personas y empezar a actuar según nuestra voluntad.

Si sabemos que le damos de comer a la burguesía, pedirle migajas nos convierte en esclavos con beneficios. Y la celda cada vez que es más cómoda, se hace más fuerte. De esto ya se encarga hoy el capitalismo por medio del aburrimiento teórico y demagógico del que se encargan los imponentes líderes izquierdistas y sindicatos que pasean rutinariamente todos los primero de mayo. Pero si, por el contrario, queremos que el poder y todos los que lo defienden caiga, que el sistema colapse de una buena vez, necesitamos dejar de producir. Dejar de mantener a los amos, y dedicarnos a hacer de nuestras vidas lo que nos plazca, es el real camino de liberación. Sin embargo no sólo basta con dejar de producir, sino que también es necesario atacar la propiedad del capital y destruir los medios de producción que son los pilares de los que se apoya el sistema. El capitalismo sin capital, sin trabajo no funciona, como no funcionan los policías sin sus pistolas, carros, comisarías y cárceles. Así que, a medida que vayamos atacando al capital, iremos recuperando nuestra libertad.

¡Ya es hora de que toda la energía humana que se desperdicia engrasando máquinas se utilice en función a los deseos reales de cada quien!

¿Y entonces, qué nos queda por hacer? Básicamente, dos cosas que, en realidad, no sólo son complementarias, sino cada una tiene un poco de la otra. Incitar el caos y hacer el caos. ¿Qué es el caos? Pues, la alteración del orden impuesto, el que nos oprime en cada segundo de nuestras vidas. El caos es el fluir natural de todo, un espacio en el que la libertad pasa de ser un eterno sueño a una pesadilla para quienes la impiden, una realidad en una situación concreta.

Si el estado cumple la función de controlar la forma de vida que tenemos hoy por hoy, la mejor forma de atacarlo no es reemplazarlo por un nuevo poder, sino precisamente, empezar a ser nosotros quienes controlemos nuestras vidas. No tenemos que pedirle permiso a ninguna organización para empezar a generar la anarquía, se trata de ponernos de acuerdo con quienes más nos sintamos a gusto, en quienes más confiemos y pasar a la acción en momentos imprevistos. Atacar al enemigo por sorpresa, por la retaguardia. La ideología de la subversión puede estorbar. Es el momento de enseñar y aprender con la práctica. La autoorganización es útil, pero no lo es si nos pasamos la vida entera intentando organizarnos e intentando organizar a otros, en lugar de desorganizar al sistema. Cada golpe concreto, cada pequeña revuelta, cada respiro que damos será lo que nos permita mantenernos de pie.

A medida que vamos atacando y destruyendo lo que nos impide ser nosotros mismos, nos vamos creando pasionalmente. La revolución no debe ser un Dios, ante la que todos se arrodillan, alaban con devoción y especulan, pero que nadie conoce. La revolución no debe ser algo separado de nuestras propias vidas, debe ser la unificación de nuestro pensamiento y nuestras acciones en todo momento, en todo lugar y con todo aquel que compartamos alguna experiencia (familiar, laboral, sexual, etc.).

No existe un manual anárquico, ni un método definido y único de hacer anarquía o acabar con todo aquello que la imposibilita, esto no es un reflejo de poca creatividad, sino de diversidad; pues existen muchos métodos, aplicables o no, pero métodos al fin y al cabo. Yo entiendo por anarquismo, al conjunto de todos estos. El anarquismo es entonces una construcción de los anarquistas, no algo separado de ellos. Sin embargo, la anarquía es la destrucción de cualquier límite y esto lo puede realizar cualquier persona sin idea alguna de lo que es el anarquismo. Esto, para mí, es lo más valioso. Actuar sin ninguna idea preconcebida. No se trata de luchar, como algún sacrificio o algo separado de nuestras vidas, se trata de vivir. Y vivir implica realizarse según las necesidades respetando y dejando que todos los seres vivos también puedan realizarse por si mismos. Vivir significa, no tolerar las imposiciones de otros y acabar con la autoridad del modo que sea necesario. Esto, a diferencia de la crítica de Engels al anarquismo, argumentando una analogía entre revolución y autoridad, para nosotros es simplemente un acto de supervivencia, dar un paso más en nuestra vida. Para ellos es necesaria la autoridad, para nosotros no. Y esto quiere decir que tampoco hemos de tolerarla.

3 comentarios:

Cauac dijo...

Grrrñah!

Verde, negro, lágrima, violeta, rojo, grito, sangre, olor a pólvora, sonrisa, narices de payaso, carcajada, viento alborotando mis cabellos, las plumas de las alas...

Respirar, poder sentir, nadie metiendo la mano en la caja de sueños, vientos que vuelan esquivando las gotas de lluvia, lluvia que juega a atrapar al viento... Pasito a paso a por ella.

-¿Ansias de libertad? Pura consecuencia del sistema...
-Sí, pero una consecuencia que le va a costar muy muy cara.

Un pestañeo, un roce de nariz, un mordisco contagioso, un soplo de aire libertario... ¡A volar!

Unknown dijo...

buen blog
gracias x incluir agualicia en los vínculos

Anónimo dijo...

respondiendo a coyote:

En el sistema economico-politico que vivimos, el capitalismo y todas sus expresiones,los que les dan poder a los dueños del mundo son los que producen mercancias que si bien es cierto en pocas medidas satisfacen las comodidades de las personas, en mayor medida satisfasen las del mercado donde se intercanbian los productos en los mercados,entre ellos: camisas, pantalones, algodones, verduras,etc, o de servicion:trabajador de limpieza,enfermera tecnica, obreros de construccion civil, etc.

Cuando se habla de dejar de producir se quiere decir, que dejemos de trabajar para no seguir aumentando la riqueza de los patrones basados estos en la explotacion de los trabajadores estrayendoles plusvalia que no es otra cosa que el pago no remunerado de lo que realmente han producido.El sabotaje y la negacion de terminológica del trabajo y la economia son los principales pilares para el nuestro proyecto de negacion del mundo existente,logicamente podemos notarlo claramente en las huelgas, que en perú no llegan a darle el verdadero sentido de clase.

Pero lo ideal seria, en cada huelga, potencialisar nuestros aciertos y desechar nuestros errores, generalizar el conflicto. Muy aparte si trabajas o no, y si has asumido un compromiso y una conciencia de clase, que ami pareser es importante y nesesario para tener una perspectiva de la realidad que nos ayude a visualisar al enemigo y a poner en claro el beneficio de TODO EL PROLETARIADO,tratar en lo sumo en ser participe de toda lucha segun las cirncunstancias se nos presenten. Por ejemplo, concidero tener conciencia de clase en el averse pronunciado con pintas, marchas, sabotajes, paro del transito, debido ala masacre del proletariado este año en ayacucho y demas departamentos, que la muerte de los 4 campesinos no sea el final y la unica venganza y la unica justicia es seguir con las luchas que ellos quisieron emprender.

Lo que si me parese vital es de formar ese movimiento y no entre nosotros, si no entre los de afuera, los que luchan pero se trancan y no asen daño a la sociedad de clases al cual historicamente an desafiado abolir.

Para hablar tambien de forma muchos mas exacta, concreta y no caer en suposiciones ni espontaneas ni preparadas debemos analizar la historia de las luchas antagonicas libradas por nustros antepasado, revisar la historia saver como se organizaron que medios emplearon, como extendieron las luchas revolucionarias.

Un claro ejemplo muy cercano es el mayo del 1968, las revueltas proletarias en italia del 1977,la insurrecion de bolivia en el 2000 y tantos, el argentinazo, y otras mas. Eso considero nos abrira la vicion de saver enprender una lucha sin cometer los erroner del pasado. y buscar superarlas y a hacerlas mas efectivas.

Esto es un largo de bate que tiene para más......
espero no aburrir

Daniel (san juan de lurigancho)