8/28/2007

Juan Paredes cumplió 18 años y el mismo día estaba haciendo una gran cola para obtener su respectivo documento de identidad.
Llega a la ventanilla y las preguntas de rutina:
- ¿Desea usted donar órganos? - Bueno, creo que no hay problema - dice él.
- ¿Soltero? - Sí aun no he en.. - Es interrumpido - Disculpe pero estamos algo apurados -Juan se siente ignorado por un segundo - ¿Donación de mente? - Sí, supongo que tampoco tengo problemas con eso -
Y es que en un segundo pasaron 70 años y Juan Paredes estaba ya tendido en su cama a punto de irse. Sus familiares experimentan muchos sentimientos los que siempre se experimentan cuando un ser querido esta a punto de morir, algunas lagrimas, la esposa lamenta no haber comprado otras cortinas para el baño, ya que esas de color azul no le gustaban para nada a Juan; su hija, su única hija, vino de viaje desde la lejana ciudad donde vive con su esposo; y su hermano, su único hermano, salió corriendo sin poder terminar de afeitarse al enterarse de la decaída de Juan.

Un cáncer a los pulmones nos mata a cualquiera y aunque no lo quisiera el buen Juan, no puede hacer nada.

De pronto, hombres de blanco tocan la puerta - ¿Quién puede ser a esta hora? - Se dice la esposa de Juan y abre la puerta - Somos del banco de mentes - Desconcertada los deja pasar, dos sujetos super extraños lo miran todo, entran y acompañan a Juan y a su suculenta mente, a Juan le cuesta aceptarlo hasta que, por fin, se rinde - Su corazón acaba de detenerse - Informa uno de los hombres de blanco que revisa el pulso a Juan, lágrimas - Está muerto, son las 20:15 oficialmente - Dice el mismo hombre del pulso - Tenemos 2 minutos para el proceso - indica el otro. La voz un tanto trémula les dice que está un poco conmovido. De pronto, de la maleta saca un aparato parecido a una licuadora, nadie lo entiende aun (Juan es de la primera generación de las civiles donadores de mentes). Su hija se acaba de desmayar del llanto; el hermano, no sabe a quien consolar, la rescata de la caída, la toma en el aire, mientras que el segundo agente, el más sensible, se acerca con la maquina monstruosa en manos hacia el buen Juan, que aún tiene los ojos abiertos, hace las medidas necesarias, ajusta la maquina y de pronto la tapa de los sesos de Juan se vuelve una masa pastosa fácilmente removible - Iniciando el proceso mental, alas 20:15, 45 segundos -
Su tono de voz ha cambiado, un poco de sangre le mancha el mandil y otro poco cae como un hilo de sudor por el cuello de Juan, su esposa se queda estupefacta, es la primera reacción de todos los que presencian el proceso por primera vez - Comienza la segunda parte del proceso, a las 20: 16 - Un electrodo, una pequeña descarga, y la pequeña computadora incorporada a la licuadora monstruosa comienza a parpadear, indica que es hora de sacar el cable, un cable que sale de esta hacia una especie de tanque de gas.
El cable se calienta cuando la mente ha sido drenada por completo y el difunto no puede llevarse ningún recuerdo al más allá. Y es así, el cable se calienta, más allá el agente que anunciaba la hora al terminar cada proceso, parece importarle un poco menos este formalismo. Se levanta. Guarda la licuadora, el tanque y la mente de Juan. Y se va. El otro le sigue muy rápido, y así como llegaron se fueron raudamente, recuerdos, experiencias, secretos, conspiraciones, mente de una generación que une dos épocas el antes y después de que al grupo de los 8 grandes del mundo se les considerara dueños de la razón y los recursos, y como dije, los hombres de blanco se van por fin, se dirigen al sótano del ministerio de educación y control del miedo mental, y la esposa ,y la hija que acaba de salir del shock, y el hermano comienzan a limpiar el desorden, mientras que el viajero del tiempo que me contó esta historia permaneció oculto detrás de las cortinas de la sala, para luego salir corriendo y contárselo a alguien del pasado..

2 comentarios:

Cauac dijo...

Hipoteca tu mente, tu voz, por un buen apellido, una buena educación, un buen trabajo, una buena casa, una buena familia, un buen estatus social. Y deja que me ría cuando mueras.

La inmortalidad de la vida para los pensadores y artistas...

Un mordisco de estupidez contagiosa (grrñah)

Anónimo dijo...

En un momento de tu vida haz sido tan cretino como uno de los 2 hombres de vestimenta alba, alguna vez lloraste desconsoladamente alguna vez te dejaron sin compañía como la esposa de Juan y alguna vez [por fín] te irás, con las mismas espectativas no cumplidas, con las metas que nunca realizaste o las que nunca planeaste, de este [asqueroso] mundo, como lo hizo el buen Juan Paredes.

¿Quién mierda es Juan Paredes?
Nuestro amigo Crusty, el payaso asesino, el sapo que se esconde en las cortinas de los vecinos tiene la respuesta, pero para no hacer de esta una actividad que haya que prolongarse te diré que el próximo serás tú jóven o adoloescente mayor de edad o cercano a encontrarte entre tu mayoría de edad.