7/28/2007

Reflexiones encerrada en una máquina con ruedas

El cemento me oprime. Las máquinas me oprimen. El teléfono me oprime. El ordenador me oprime. Las máquinas de hierro me oprimen, porque tan sólo sirven para construir más hierro. Es una espiral repugnante. La ropa me oprime. Incluso el cuerpo me oprime en ciertas (numerosas) ocasiones.

Las mentes no. Las mentes, los pensamientos, las ideas, los gritos internos no me oprimen. Ni el teatro. Ni la expresión corporal. Ni las risas. Ni la lluvia. Ni el aire. Ni la piel. Ni el tacto. Ni el agua. Ni la tierra. Ni el fuego.

Miro por la ventana. Cómo me gustaría correr por entre los arbustos, acariciando el trigo y la hierba que crece a mi alrededor. Cultivar mi parcela de tierra, vivir lejos del color gris. Mi única "posesión" serían los libros, una libreta, un lápiz y aire en mis pulmones. Pero todos serían libres para viajar donde les placiera.

Me oprimen los postes de luz en medio del monte. Persiguen a las mentes que intentan huir lejos del cemento en una máquina con pies circulares. También me oprimen las vallas al lado de la carretera. Y los árboles podados. ¿Qué es la poda? Una desviación, una modelación cruel y personalizada de seres que no gritan. Me entran ganas de bajar del autobús y cortar las piernas de esos gigantes de hierro que transmiten energía falsa, luz eléctrica.

Pequeñas nubes grisáceas y blancas acompañan a una blanca luna en su viaje por el cielo azul claro, en su lucha contra el sol. Qué bello es lo natural, lo virgen, lo puro.¿Por qué tuvimos que inventar la economía? ¿Por qué tuvimos que construir casas, que nos delimitan y encierran con sus muros? ¿Cuándo nació el pudor? ¿Por qué hay tanta luz eléctrica? ¿No somos capaces de conformarnos con las horas de sol? ¿Acaso Oscuridad ya no nos parece hermosa? ¿Por qué las carreteras atraviesan tierra, bosques, piedra y carne? En su aparente libertad, me oprimen. Me oprimen las horas, el tiempo inventado. Me oprime el autobús, su gasolina, su ruido, su olor, su hierro, su plástico, su cuero robado.

Pausa.

La música me relaja, me transporta. Por eso los viajes con música me resultan más agradables. Pero hay que comprender a la música del mundo, que a veces es agradable, y otras no. Todo es música, incluso los colores rojizos del atardecer.

Es de noche ya. El bosque duerme. En el horizonte, los colores se han oscurecido y se funden desde el negro de la montaña al azul oscuro, pasando por morado, violeta, verdoso, amarillo, verde de nuevo y, por fin, azul claro, que, oscurecido por la ausencia de luz en el Este, se desintegra en tonos azules marinos. Entre el amarillo y el violeta reluce una única y gran estrella solitaria, de reflejos rojizos, violetas y amarillentos. Un verdadero espectáculo visual. Me gustaría compartir todo lo que tengo, no necesitar nada, ni mucho ni poco. Precisar tan sólo aire, papel, lápiz e Inspiración.

Veo pájaros volando juntos a un par de metros del autobús. Me siento capaz de romper el cristal y salir, caer al suelo, levantarme, comenzar a correr, desplegar las alas, batirlas a gran velocidad, cerrar los ojos... Y abrirlos al sentir que planeo, que vuelo junto a ellos. Me sentí capaz de ser libre.

Para Vendetta, porque, como yo,es el único que saltaría mil veces por el precipio intentando volar.
¿Hasta matarse? No, hasta conseguirlo.

6 comentarios:

Cebollas-Murientas dijo...

Solo un día lejos de este asfalto que tanto sofoca, lejos del aire inpuro y lejos de las mantes que maquinan las vidas de los demas, un día basta para inpregnarse de la simpleza hermosa de la naturaleza, de lo natural de un arbol, de canto de un pajaro del sonido del aire al tacto del pasto al movimiento del pelo con olor a flores. Parece algo imposible (...) lo será de verdad; mientras que lo averiguo aprovecho los pocos lados gosozos de la naturaleza que este mundo capital y mezquino nos va dejando.
Saludos :)

Anónimo dijo...

Las carreteras, como dices, circulan por entre nuestras cabezas y los bosques, rompen prados y destrozan sueños. Aniquilan ríos, lagos y alegrías. También las presas, las cárceles o las canteras.

Es hora de dejarlo todo atrás, de abandonar lo inútil. ¿Cuánto queda para que caiga todo aquello que nos oprime?

No lo sabemos. No podemos esperarlo...

A las barricadas dijo...

¡Hola amigas y amigos!

Somos un Colectivo de Ideas
Ecologicas Radicales y Anticivilización; nos parece realmente gratificante estar en contecto y trabajar con organizaciones de otras naciones, sobre todo Latinoamericanas; bueno, nos estamos comunicando.

Un saludo desde Santiago de Chile a nuestro Amigxs y compeñerxs de Lima : )

Ninguna Bandera
Ninguna Frontera nos separará
Latinoamerica Unida siempre.

Desconfia Zine dijo...

buen escrito amigxs. a ver si intercambiamos enlaces.. nosotrxs la lxs pusimos. salud !

anónimo 4 dijo...

es un texto muy hermoso, lleva tu fantasía la realidad altéralo todo, haz lo que quieras. No estás solo, hay miles luchando en sus mundos por hacer ese sueño realidad. Cada una de nuestras luchas es como la lucha de un cuerpo que intenta regenerarse y curarlo de toda la prodredumbre, odio y miedo que lo invadió y lo tuvo casi muerto. Cada uno de nosotros es el pétalo de una flor que volverá a brillar.

Elliot Calixto dijo...

Yo oprimo un botón. El día a día es tu texto, la fusión innegable de lo bello y lo muerto, el olor silvestre del caucho.

Yo oprimo mis pies en un zapato, yo me oprimo en el trasporte público lleno de rutinarios que al igual que yo oprimieron un vientre. Bella reproducción la de la opresión.